sábado, 12 de abril de 2008

LAS BASES PSICOLÓGICAS DE LA CREATIVIDAD Y LAS BASES CREATIVAS DE LA PERSONALIDAD

LAS BASES PSICOLÓGICAS DE LA CREATIVIDAD Y LAS BASES CREATIVAS DE LA PERSONALIDAD


I. La creatividad como criterio de auto-realización:

Llamamos existencia a ese contacto permanente y simultáneo en nosotros, con nuestro sí mismo y nuestro mundo percibido. A fin de cuenta: lo real. Intuimos, y al recordar confirmamos, que lo real es un eterno pozo abierto hacia lo desconocido. Además, como nosotros mismos, lo real cambia; cambian los paisajes, cambian los objetos. También cambian nuestras ideas, incluso nuestros gustos. Lo que casi no cambia son nuestros valores supremos.

En la novela de Lampedusa “El gato-pardo” una frase define los acontecimientos: “Para que las cosas sigan iguales, todo tiene que cambiar”. Sí; cambio yo y cambia el mundo, sin embargo, la estructura permanece; siempre ocurre (y nos ocurre) que yo me encuentro ya en el mundo. Un encuentro dinámico, fluyente, inter-activo, que al parecer, los des-ata la muerte.

Esta estructura está constituida por dos elementos y una relación: yo –la relación- el mundo. Dicho de otro modo, o de modo psicológico, yo experienciando el mundo; o un organismo –la experiencia- su ambiente.

Estoy en cuclillas mirando las piedras y la tierra. La tierra es suave y me agrada tocarla. Paso mi dedo por entre las piedras y voy marcando como un caminito. Con pequeñas piedras recorro ese como camino. Veo también, pequeñas ramas y hojas. De vez en cuando escucho un ruido, luego aparece un auto; no me preocupa, siempre dobla siguiendo la huella de la calle. Tras mío siento, permanentemente, mi casa; la ventana del dormitorio y una radio. El aire es tibio y el sol me agrada. A veces y cuando me duelen las piernas me muevo o me siento o me paro. (Año 1950, edad 5 años, calle Dinamarca, Cerro Cárcel, Valparaíso). ¿Estoy relatando un hecho pasado, o describiendo un recuerdo de mi mente, o re-creando, analógicamente, una experiencia pasada? ¿Me estoy recordando a mí mismo o me estoy imaginando a mí mismo, a partir de sensaciones recordadas? Poseo una certeza: me ocurrió. Sé que es parte de mi existencia. No es un invento.

El mundo, mi mundo, el que yo percibía, medía no más de 200 mts.2. Mi casa estaba en un vértice. En ambas direcciones mi vista no recorría más de 100 metros que podía recorrer con mis ojos, pero no con mis pies. Yo estaba experienciando ese mundo, pero no para vivir solamente en ese mundo. Mis padres, los adultos, todos sabían, yo mismo intuía, que a medida que creciera, crecería mi mundo. Mi organismo estaba potencialmente constituido para interaccionar con un mundo que, incluso, aún no existía.

Yo me sentía un ser completo. No había en mi sensación alguna de incomplitud. Las experiencias, vivencias y conocimientos que, diariamente, iba adquiriendo, no me parecía, transformaran mi núcleo interno, sino más bien, iban transformando mi percepción del mundo y, por ende, el mundo mismo. No obstante, no puedo negar que yo, con los años, cambié. Diré que en algún sentido me actualicé. Hice acto, la potencia. Me doy cuenta que, de todos modos, igual, en algún sentido, me habría actualizado. ¿En que medida son y fueron, para mi actualización, significativos mis sucesos o acontecimientos? ¿O es la actitud desarrollada la que regula y significa un proceso y su grado de actualización? ¿Cómo saber si yo sería hoy el mismo, en cuanto actualización, de haber sido arquitecto o carabinero; ¿o si hubiese estudiado en otros establecimientos? ¿O si me hubiese casado con otra mujer? ¿o si hubiese permanecido en la religión presbiteriana, en vez de re-bautizarme en la católica? ¿o si hubiese incursionado en las ideas políticas, en vez de las filosóficas? ¿O si me hubiese trasladado de ciudad?

En mi vida han habido muchos cambios. He habitado en diferentes “mundos”. He vivido experiencias muy diversas y distintas. He vivido en distintos lugares y ciudades. He experienciado el matrimonio y la separación; El trabajo y la cesantía; la reflexión y las emociones; el triunfo y la derrota, la amistad y la incomunicación. He practicado diversos deportes; he trabajado en escuelas, colegios, universidades, centros privados, medios de comunicación social como televisión, revistas y diarios, negocios y oficinas; he viajado por Chile, Europa y América; he leído y escrito; he sido músico, animador de televisión, profesor, paracaidista, facilitador, escritor, padre, enamorado, dirigente, universitario, asesor, fracasado y campeón.

Y sin embargo, tras todo ello, yo era yo mismo y me sentía yo mismo. Cambiaba mi interacción, cambiaba mi mundo inmediato; yo permanecía aun cuando, tal vez, yo mismo cambiase. ¿Y los demás como sentirán, percibirán y pensarán su relación con el mundo?

No creo que haber hecho todo lo que hice es lo que me fue actualizando. Es lo que me actualizó así, diré, secundariamente. Creo que lo que me actualizó así, primariamente, fue y ha sido un cierto “sello personal” que iba marcando mi forma de interaccionar con lo que me iba y fue ocurriendo. Aun cuando ese mismo “sello”, también fuera evolucionando.

El mundo, el universo, pienso, está constituido por una eternidad de organismos en interacción. Entre ellos y con ellos, nosotros. El mundo, el universo, es ese proceso de interacción y sus resultados. El universo, pienso, es esa interacción atemporal. La interacción es el universo; un universo dinámico y fluyente. Aquello que vemos, que percibimos y conocemos; aquello que decimos que está siendo, es el resultado-proceso de la interacción de los seres

El mundo es la interacción.

Yo soy una parte interactiva, del mundo, con conciencia de sí. La experiencia es aspecto peculiar de la interacción que soy capaz de percibir, darme cuenta y realizar.

Cumplí 6 años. Ingresé al colegio. 6 años de preparatorio, 6 años de humanidades. 6 años de universidad. 18 años. Luego, el trabajo, el matrimonio, los hijos, el dinero, otros estudios, otros trabajados, otros matrimonios, otros hijos. Y, en el fondo, a pesar de los éxitos y los fracasos, una sensación interna de ir viviendo, profundizando y compartiendo un cierto sentido de existencia y humanidad ¿no es acaso la capacidad del hombre de generar y ajustarse a nuevas interacciones la que lo salva de sus propios éxitos y fracasos momentáneos? Finalmente, ¿no es esa capacidad creativa la que hace, más allá de los éxitos y fracasos, a un hombre sentirse realizado (o decepcionado) en la vida?.

Pienso que esta capacidad se transforma en cualidad. Con los años, algunos seres, asientan en su interacción una cierta sincronía entre sus “sí mismos” y el mundo. Como el dicho popular, “bailar al compás que venga”, son flexibles. En griego existe un proverbio que señala: “A los hombres se les conoce en las dificultades”, los chinos distinguían entre “fuerte” y “rígido”. Decían: “El árbol fuerte se dobla con la tempestad, para surgir erguido cuando ésta termina”. Saint. Exupery en su obra póstuma “Ciudadela” nos enseña.


“Descubrirás lo esencial de la caravana cuando ella se consuma. Olvida el vano ruido de las palabras y mira: si el precipicio se opone a su marcha, contornea el precipicio; si la roca se levanta, la evita; si la arena es demasiado fina, busca más lejos una arena más dura, pero siempre retoma la misma dirección. Si la sal cruje bajo el peso de los fardos, las ves que se agita, desatasca las bestias, tantea para encontrar un suelo sólido, pero pronto vuelve al orden, una vez más, en su dirección primitiva. Si una cabalgadura se abate, se hace alto, se recogen las cajas destrozadas, se las carga en otra montura, se estira para amarrarles el nudo de cuerda crujiente, después se vuelve a tomar la misma ruta. A veces muere aquel que servía de guía. Se lo rodea. Se lo entierra en la arena. Se disputa. Después se eleva algún otro al rango de conductor y se enfila el rumbo, una vez más, hacia el mismo astro.

La caravana se mueve así necesariamente en una dirección que domina, es piedra pesada en una pendiente invisible.

Yo siento y pienso mi vida de modo análogo. Soy como esa caravana. Mi destino físico es mi muerte; mi orientación o guía son mis valores. Por ello me muevo como “piedra pesada en una pendiente invisible”. Mi vida como la ruta, posee y ha poseído, derroteros, obstáculos, suelo sólido y tierra fina; imprevistos, accidentes y hallazgos. Al igual que para esos hombres del desierto, para mí la interacción con el mundo ha sido fuente de conocimientos y experiencias. Sólo podía anteponerme al peligro, sí lo pre-veía; sólo podía encontrar la salida, si la percibía. Al igual que esos hombres del desierto, no conocía mi futuro, pero sabía como abordarlo.

Pienso que un hombre se siente realizado, cuando confía en su cualidad de interacción. La realización y actualización no es algo que ocurrirá mi último día; Es algo que me está ocurriendo ahora. Y en ella, lo que más gravita, es mi sensación de estar siendo lo que mi conciencia de sí y mi experiencia, en interacción con el mundo, me señalan me es ferviente y posible ser. Una sensación de estar viviendo, con fidelidad, mi propia ser.

Tal vez lo que les sucede a todas esas personas que se sienten viviendo a contrapelo sus vidas, o decepcionados o desorientados, es que se son infieles. Tal vez desarraigados de su propia conciencia de sí son extranjeros que, dependiendo de los acontecimientos, valoran por sobre todo lo externo y en lo externo extravían su sentido. Ellos, precisamente, no tienen la sensación de estar en sincronía con el universo, sino más bien de estar yendo en la dirección contraria a la que sus más íntimos valores le guiaban. Avasallados por el mundo, se avasallan a sí mismo para mantener ciertas apariencias. No son para ser, sino para aparentar. Tal vez sea eso lo que, antes o después, los carcome y derrumba ese sentido de fachada tras la cual no hay vivienda. Tal vez, cogidos por la interacción, y en ella, temerosas, no descubren aun supuesto en el cosmos.

Me asiste la impresión de que en la medida que (al experienciar el mundo) nos experienciamos a nosotros mismos, nos vamos ampliando, conociendo en nuestra magnífica versatilidad y profundizando a un punto tal que en nuestra interacción con el mundo aprendemos a distinguir las diferencias, es decir, a percibirlo. Y al percibirlo quedamos aptos para nuevamente interaccionarlo. Entonces ya no somos dominados por la interacción, al modo determinista, sino que nuestros valores, nuestro sentido y nuestro uso de la opción encauzan una y otra vez esta relación.

En el polo opuesto, cuando al experienciar el mundo no nos experienciamos a nosotros mismos, cuando no desarrollamos nuestra conciencia de sí y del mundo ocurre que sin conocimiento de nuestra versatilidad y profundidad sólo nos resulta accesible un mundo plano, fijo, estrecho e indiferenciado. Un mundo percibido sin diferencias es un mundo donde no opera la libertad, sino el azar; donde la dirección y el sentido deja paso al sólo traslado. Allí, la interacción es pobre y limitada, y en esa medida, determinista. Allí puede haber decepción, no sólo por lo que sucede, sino porque no se vislumbra cambio en lo que sucederá. Y lo que sucede, no satisface, lo que se aspiraba a ser.

Las vivencias y reflexiones que estoy narrando, por supuesto han sido descritas y analizadas por muchos hombres, por muchos psicólogos y filósofos, especialmente. Maslow (1954) afirmaba que “lo que un hombre puede ser, está obligado a llegar a serlo” (1) y que la auto-realización significaba “la aplicación a la realidad del potencial que uno posee, llegando a ser todo aquello de lo que uno es capaz”(2). No estoy totalmente de acuerdo con esta forma de plantear la auto-realización supeditada a metas o logros finales, futuros. Yo concibo la auto-realización más bien como la aplicación a la realidad del potencial que uno posee, para interaccionar con el mundo de un modo propio y auténtico. Esto incluye a partir de los valores sostenidos y con fidelidad a sí mismo.

Maslow hablaba de la “necesidad de auto-realización” pero, en verdad, estaba apuntando y hablando del “valor de la auto-realización” (3) en algún sentido, la realización personal es además de un fenómeno psicológico, un problema ético existencial. Para mí, constituye una obligación deseada. Además, me interesas aclarar que el concepto “auto-realización” como sinónimo o traducción de “realización de sí mismo” es erróneo o, al menos, incompleto. No es mi sí mismo el que se realiza, aún cuando también se realice. Soy yo, con mi persona y mi insoslayable inter-personalidad e inter-relacionalidad, el que realizándome en la interacción, me realizo. De modo que mi realización personal es un acto trascendente. Incluye al mundo y a mi relación con él.


Me parece muy significativo que Maslow (1981) nos haya señalado, en su obra póstuma y otras, que el elemento peculiar de las personas auto-realizadas sea la existencia de “experiencias cumbres”, es decir, de un cierto estado de conciencia de carácter “iluminativo”.

En su artículo “La experiencia núcleo-religiosa o trascendental (4) Maslow la caracteriza así: En ella “todo el universo se percibe como un todo integrado y unificado”... “el conocimiento que conllevan las experiencias se atiene exclusiva y totalmente a la percepción”...”el conocimiento del ser permite ver la naturaleza del objeto en sí, de modo más objetivo e independiente de las preocupaciones humanas”... “la experiencia es considerada altamente valiosa; incluso inigualablemente valiosa”... “permiten concebir la “llena de significado”...”falta, en ellas, conciencia de espacio y tiempo”... “el mundo se ve hermoso, bueno, deseable, valioso, etc.”...”el mal mismo se acepta y se comprende en su lugar adecuado dentro de todo”... “los hechos y los valores aparecen fundidos, por él”... “las personas no solamente existían sino que también eran sagradas”...”el conocimiento del ser durante las experiencias es mucho más pasivo y receptivo. Mucho más humilde que la percepción normal”...”durante la experiencia se describen emociones e incluso la adoración ante la grandeza de la experiencia”... “las dicotomías, polaridades y conflictos de la vida tienden a ser trascendido o resueltos”... “hay un movimiento hacia la percepción de la unidad e integración del mundo”. La persona misma tiende a moverse hacia la fusión, la integración y la unidad”... hay una tendencia hacia una pérdida, aunque transitoria, del miedo, la ansiedad, la inhibición, la defensa y el control, la perplejidad, la confusión, el conflicto, el retraso y la compulsión”... “las experiencias a veces tienen efectos inmediatos o efectos posteriores sobre la persona”... “existe una tendencia a moverse más estrechamente hacia una identidad perfecta o unicidad o hacia la idiosincrasia de la persona o hacia su verdadero ser; a convertirse en una persona más real”... “el individuo se siente más responsable y activo, se considera el centro creativo de sus propias actividades y de sus propias percepciones”... “se hace más cariñosa y adaptable, y así, más espontánea, honesta e inocente”... “adquiere más psiquis, más personalidad y más subjetividad con respecto a las leyes psicológicas”... “se acerca a la ausencia de esfuerzo, afortunada y agraciada durante la experiencia”... “el orgullo y la humildad tienden a fundirse en una sola unidad”...”se da una conciencia unitiva”. (pps. 263 a 271.)

Pienso que ni siquiera la “experiencia cumbre” es una meta para la realización personal, sino un enorme don o gracia recibida y, en modo alguno, obtenida, alcanzada o lograda. Sin embargo, ¿no es la “experiencia cumbre” un estado de máxima creatividad en sí? ¿no es, en algún sentido, la percepción visionaria de la creación, de su naturaleza y de su sentido profundo? ¿no resulta altamente interesante la reunión de auto-realización –valores-creación-iluminación-creatividad y experiencia? ¿no resulta altamente interesante reflexionar acerca de esta “creatividad contemplativa “donde hombre y mundo y sentido se funden como un solo ser? ¿no ocurrirá que los actos creativos y sus obras (que conocemos) son, en sentido platónico, nada más que reminiscencias, representaciones de este estado cumbre y de esta experiencia plena y trascendente.

No me resulta cómo escribir de creatividad sin antes haber vertido todo lo anterior al papel. Los conceptos e ideas que, sobre creatividad, los libros exponen me parecían pobres y grises. Las ideas que expongo se acercan al llamado “criterio de auto-realización” (5) expuesto por Hallman (1963), según el cual, la creatividad conlleva un cambio fundamental en la estructura de la personalidad, cambio que tiene lugar en la dirección del logro de la plenitud de realización”. (Hallman, pág. 31). Sin embargo, mi intención es, no acercarme a ellas, sino profundizarlas y profundizar en mis ideas y reflexión. En esta reflexión el concepto de iluminación (usado en propiedad para señalar los estados de conciencia de “experiencia cumbre”) vemos, no sólo define sino que se superpone a la creatividad misma.





II. La creatividad como desarrollo de la personalidad:

F. Perls (1951) escribió que la “psicología era el estudio del ajuste creativo” (6) (el término adjustment admite en nuestro idioma las traducciones de: ajuste, adaptación, ajustamiento, arreglo, modificación), y que ella estudiaba “la operación del límite (lugar) de contacto en el capo del organismo/ambiente” (7).

El término contacto fue destacado por el re-originador de la Gestalt; “Todo contacto es creativo y dinámico”, “Todo contacto es un ajuste creativo del organismo, ambiente (p. 230). A partir de este contacto (organismo/ambiente) ocurre la experiencia (“estructuras definidas unificadas”). Perls escribió: las raíces de la realidad están en el límite de contacto, en el límite ellas son experienciadas a través de estructuras unificadas.

Decimos que en nuestro organismo existe y opera un “sí mismo (self). Tal self fue definido por Perls como “el sistema de contactos” (p. 235). “El self es el límite-contacto en acción; su actividad es formar figuras y fondos” (p. 235). Más adelante agregaba (0. 247)”nosotros hablamos de ajuste creativo como la función esencial del self (o mejor, el self es el sistema de ajuste creativos)”. al Definir Perls, la psicología que estudia el anormal o sub-normal, nos clarifica aún más la significancia del “ajuste creativo“ en el ser” “la psicología anormal es el estudio de la interrrupción, inhibición u otro accidente en el curso del ajuste creativo” (pps. 230-1). Parece evidente que, sin en su núcleo el ser humano puede ser definido como “sistema de ajustes creativos”, entonces la creatividad puede ser definido como “sistema de ajustes creativos”, entonces la creatividad es una categoría inherente al ser humano y de singular relevancia en su actualización como tal.

Desde este punto y momento podemos iniciar el estudio de una definición de creatividad. Creatividad sería una función de la interacción en el campo del organismo/ambiente. Avanzando un pequeño paso podemos decir que la creatividad es el ejercicio de la interacción en el campo del organismo/ambiente que tiende a mantener (en el cambio) a esa interacción en un nivel altamente satisfactorio. De lo anterior se desprende que: a un nivel más alto de interacción satisfactoria, mayor creatividad; y a un nivel más alto de interacción insatisfactoria, menor creatividad. Puedo agregar que mientras hay interacción insatisfactoria, menor creatividad. Puedo agregar que mientras hay interacción (es decir, mientras estoy vivo) hay creatividad, en alguna medida.

Cuando afirmo, que hay niveles de satisfacción en la interacción, afirmo que no toda interacción es satisfactoria. Por ende, ¿qué regula la satisfacción de la interacción? Es obvio que para el ser humano es más satisfactorio respirar aire que tragar agua en el mar; alimentarse que desfallecer de hambre; amar que odiar; etc. Del mismo modo nos damos cuenta que, a veces, el ser humano daña el ambiente (y así se daña a sí mismo). Podemos afirmar que una cierta relación de “respeto” es necesaria entre el ser humano y su ambiente (lo que incluye a otros seres) para que la interacción sea satisfactoria.

Esta satisfacción no sólo está referida a la interacción presente sino, y en buena medida, a la interacción futura. Tiene ella un sentido en el tiempo que debe ser considerado. La resultante en mi organismo de la interacción indica que ésta no es satisfactoria cuando comiendo helado hoy, mañana sufriré del estómago; cuando abusando del menor, mañana éste estará resentido; cuando usufructuando del esfuerzo de un pueblo que se empobrece, mañana habrá guerra.

La interacción tiende a ser satisfactoria cuando en su horizonte, permanentemente, se visualiza que los acontecimientos presentes lo edifican, lo contribuyen y lo mejoran.

Por lo tanto, la interacción no se satisface sólo al ser satisfecha ahora, sino cuando siendo satisfecha ahora, tiende a satisfacerse en su operación futura. La interacción tiende a ser satisfecha en el tiempo, posee un sentido télico, pero tal sentido se juega a cada instante y gravita, en él, la forma, el “sello” conque se ejercita tal interacción. “Quien siembra vientos, cosechará tempestades”, “bien aventurado los pobres de espíritu porque de ellos será el reino de los cielos”.

En este contexto la creatividad, como ejercicio, función de la interacción, no está librada al azar. Ella está gobernada por el sentido télico de la interacción. La creatividad se muestra y demuestra cuando se constituye en un aporte que satisface este sentido,. Es decir cuando se comporta como un medio para alcanzar el valor. El valor, los valores, son la resultante de la interacción altamente satisfactoria. Los valores son el sentido (camino hacia) que toma la interacción en su interés de ser altamente satisfactoria. La creatividad puede ser definida, entonces, como aquella forma que acerca al organismo/ambiente al valor.

Cuando Maslow señalaba que en nosotros existía una metamotivación de auto-realización (que yo he interpretado como “el valor de la auto-realización) y añadía que las personas auto-eralizadas (o auto.realizantes) se orientaban hacia los valores del ser, nos estaba mostrando que no hay actualización del ser sin valores. Lo que Perls, por su parte, nos legó, es que la actualización del ser se juega en el contacto; diré, en el buen contacto. Por tanto, pienso, mientras el qué de la actualización es el valor, el cómo de la actualización es la creatividad. Es decir, cuando un ser se actualiza, lo que actualiza en él es el valor, y la forma de actualizarse es haciendo uso del ejercicio de la interacción, o sea, de su creatividad. La riqueza y profundidad hacia la cual apunta el pensamiento de Perls, como yo lo veo, estriba en que al definir al ser humano desde la perspectiva de un organismo/ambiente deja abierta la puerta para afirmar que actualizándose el organismo se actualiza también el ambiente. Conversando Carlos Castañeda con el “brujo” Juan Matus le pregunta: Don Juan ¿existe la trascendencia? Por supuesto, pues Carlitos, ahora está encima de la puerta, en el dintel. Pero, don Juan, yo no la veo. Ya sé, Carlitos, que usted no la puede ver, ahora (8).

Detengámonos un rato en la contemplación del arte. El mundo tal como nos llega no es el mismo con el arte o sin él. En sentido griego, hemos “adornado” el mundo con arte. El arte ha sido el uso del ejercicio de la interacción en el campo del organismo/ambiente. Podemos comprender que la calidad del ejercicio jerarquiza el acto creativo. Cuanto más se acerca tal ejercicio y su resultado a mantener y enriquecer la interacción, más creativo, decimos, ha sido.

Imaginemos por un momento un mundo, el nuestro, sin arte y legado sin arte. No sólo no hay obras de arte como la pintura, la escultura o la música (¿será posible eso?), tampoco hay arte en la arquitectura, la ropa y los objetos. Las relaciones quedan como libradas al azar y a la causalidad determinista. Hay interacción, pero por una parte, algo de su sentido se ha perdido y, por otro, algo de libertad y autonomía ha mermado. Descubro, con satisfacción, que junto al valor y la creatividad, emerge otro concepto-clave; la libertad. La libertad como parangón ante el azar y la causalidad determinista.

Es cierto que la interacción ocurre en el campo del organismo/ambiente (respiramos y hay aire, nos alimentamos y hay alimentos); pero también es cierto que en el organismo existe un sistema de contactos (el self), un sistema cuya función esencial es el ajuste creativo. El ajuste creativo en el campo del organismo/ambiente no ocurre al azar (aun cuando existe el azar en él) no por casualidad determinista (aun cuando existe casualidad en él); ocurre (y ocurre “creativamente”) orientando intencionadamente desde el self hacia el valor (la interacción altamente satisfactoria). Y por encima del self, el organismo, sino también el ambiente, posee una conciencia de interacción. Esta conciencia, tanto psicológica como lógica, es en definición de V. Frankl, “La capacidad intuitiva de percibir el sentido singular y único que se halla oculto en cada situación” (9). Tal conciencia es conciencia del valor, llamada, también por V. Frankl, voluntad de sentido.

Esta conciencia no sólo es conciencia de lo real, sino también de lo posible, pues es en lo posible que lo real (el límite de contacto) toma sentido. Puedo afirmar que, en el campo del organismo/ambiente, el ser humano posee un órgano del valor (su conciencia). El sentido está ligado a la unicidad y singularidad del ser humano y su situación, pero, por encima de ello, el sentido apunta al mejor contacto, es decir, al valor.

Ahora bien, Perls definió a la personalidad como “la figura creada que el self asimila y llega a ser en el organismo en unificación con los resultados de crecimientos previos” (10) y también como “el sistema de actitudes asumidas en las relaciones interpersonales” (11). De modo que cuando yo me preguntaba: ¿en qué medida son y fueron para mi actualización, significativos mis sucesos o acontecimientos, o es la actitud desarrollada la que regula y significa un proceso y su grado de actualización? En buena medida, estaba planteando, ahora lo infiero, que la figura que se va creando a partir del proceso de asimilación y unificación del self constituye un sistema de actitudes que regula y significa la actualización de la persona. Dicho de modo gráfico, si el hombre está al día con su personalidad, está actualizado; si la personalidad está al día, a la persona le cabe realizarse.

Cuando me he decidido a profundizar el llamado “criterio de auto-realización”, lo he hecho para reflexionar la afirmación: “La creatividad conlleva un cambio fundamental en la estructura de la personalidad, cambio que tiene lugar en la dirección del logro de la plenitud de realización”. Mi conclusión es que siendo la auto-realización un valor y responsabilidad del ser humano, se constituye, en primer término, en responsabilidad máxima de creatividad del ser humano, su propia personalidad. En otros términos, la personalidad es un acto creativo de primera importancia que emerge en el campo del organismo/ambiente. En segundo término, la personalidad creativa se revierte permanentemente en actos creativos y obras que permiten reconocerla.

La realización está en manos de la personalidad.
La realización está en manos de la creatividad.
La realización está en manos de la persona (y la interacción)

Estoy sentado escribiendo. A ratos comparto lo escrito con Dina Taky, a ratos miro el paisaje cordillerano, las frases pasan de mi mente al papel a través de mi mano. Desde la radio un concierto me acompaña. Me muevo en la silla. Me echo hacia atrás, tomo un poco de té. Busco en los libros, busco en mis conocimientos. Siempre estoy escribiendo, leyendo y todo eso. Ahora fue que escribo esto. Una síntesis, un proceso de integración; de unificación (como dirían los Beatles). ¿Quién es el dueño de lo escrito.? No lo sé. Yo sólo soy responsable inmediato; el que optó por hacer, esta vez, al mundo, así. También me hice a mí,

(Año 1986, edad 41 años. Lo Barnechea, Santiago.)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) Citado por Sidney I. Pornes. “Educación y creatividad”. En J. Curtis, G. Demos y E. Torrance. Implicaciones Educativas de la Creatividad. Salamanca, Anaya, 1976, p. 46.
Maslow A. “Motivation and Personality”. N. York, Harper and Row, 1954.

(2) Ibidem anterior (pág. 40).

(3) Véase A. Maslow. “Las raíces biológicas de la vida valorativa”. En la Amplitud Potencial de la Naturaleza Humana. México, Trillas, 1981.

(4) En A. Huxley, A. Maslow, R. Bucke y otros. “La experiencia mística”. Barcelona, Kairos, 1982.

(5) Véase R. Hallman. “Condiciones necesarias y suficientes de la creatividad” en J. Curtis, G. Demos y E. Torrance /ed. Implicaciones Educativas de la Creatividad. Salamanca, Anaya, 1976.

(6) F. Perls, R. Hefferline y P. Goodman. “Gestalt Therapy”. N. York, Dell, 1951, pág. 230.

(7) Ibidem anterior pág. 29.

(8) Véase las obras de C. Castañeda.

(9) Véase K. Dienelt “Antropología Pedagógica”. Pág. 140.

(10) Ibidem anterior. Pág. 378.

(11) Ibid. Ant. Pág. 382.

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